31 Ago Una experiencia en el Centro de Restauración de Documento Gráfico
Es sabido que la Isla de La Palma cuenta con un rico patrimonio documental, pero esta riqueza histórica conlleva en sí misma una obligación. Hablamos de una obligación que exige inevitablemente una conciencia social, la de su preservación y restauración, punto que resulta imprescindible para poder seguir contando con este importante legado del pasado isleño.
Es aquí donde el centro de restauración de Documento Gráfico situado en Santa Cruz de La Palma juega un papel fundamental, puesto que gran parte del patrimonio histórico documental de la Isla puede necesitar, en pasado presente o futuro, de sus cuidados. La labor que se realiza está dedicada a la restauración de soporte celulósico y en él se asegura la preservación de un patrimonio especialmente frágil y deteriorado, que en gran parte de los casos exige una intervención con urgencia.
Dadas las necesidades del Archivo Insular, el centro se ha especializado en la restauración de Protocolos Notariales que fechan de hasta el s. XVI. Esto, sin embargo, no excluye la intervención puntual a otro tipo de documentos u obras, si así lo precisan, siempre en soporte celulósico.
Puesto que el fin de este escrito es el de dar a conocer el trabajo en el centro, parece una buena idea hablar de cuál es el plan de trabajo que aquí se lleva a cabo. De este modo, podemos comenzar por la entrada de las obras: desde el momento en el que esto ocurre se hace imprescindible el fichado y diagnóstico de todo aquello que entre con el fin de ser intervenido. Este primer paso sirve para dejar constancia de cada una de las obras, pero también incluye un examen previo a la intervención con el fin de asegurar la propuesta y posterior actuación. Hecho esto, y al igual que ocurre con los diferentes pacientes que pueden llegar a una consulta, cada obra tendrá unas necesidades o exigencias individuales, dependiendo del tipo de soporte, los elementos sustentados aplicados a éste o las degradaciones que pueda sufrir. Por consiguiente, las propuestas de actuación y el tratamiento que se realicen deben, en todos los casos, adaptarse estrictamente a cada uno en concreto.
Partiendo de esta idea, podría resultar inviable explicar con detalle el trabajo de restauración, ya que este puede ser tan diverso como el número de obras intervenidas. Sin embargo, sí podemos explicar con mayor detalle el tratamiento emprendido sobre los protocolos, como hemos dicho, protagonistas en la labor del centro. Esto es posible al presentar todos ellos unas características muy similares, puesto que son documentos realizados en un soporte de papel verjurado sobre los que se ha escrito con tintas ferrogálicas y con importantes degradaciones, entre las que destacan el daño causado por la humedad y el ataque de insectos, además del envejecimiento propio de los materiales que lo conforman. Todo esto supone, por lo tanto, que su tratamiento no distará demasiado entre uno y otro caso.
En primer lugar, y siempre tras haber realizado el examen previo y asegurar un diagnóstico al protocolo, éste es sometido a un proceso de desmontaje del cosido original que pueda aun existir, en gran parte de los casos pequeños testimonios de hilo altamente degradado. Esta primera intervención permitirá tratar las hojas de manera individual, lo que tendrá que ir necesariamente acompañado de la numeración de las hojas, para evitar perder el orden de los escritos durante los diferentes procesos. Asimismo, requerirá de una primera limpieza de la suciedad superficial adherida a los documentos, así como un planchado de pliegues u otras deformaciones que puedan encontrarse.
Una vez cumplidos estos pasos, se podrá pasar a una segunda limpieza -esta vez en medio acuoso- por lo que permitirá eliminar aquella suciedad o manchas adheridas al soporte y que no permiten ser removidas mediante una acción mecánica. El siguiente paso será el de someter los documentos a un nuevo baño, siempre de manera individual y en este caso con el fin de desacidificarlos, es decir, elevar su pH creando una reserva alcalina en el soporte a base de hidróxido cálcico. Esto tiene como fin detener la degradación de los documentos iniciada a raíz de una elevada acidez, tipo de deterioro propio del material celulósico.
Cumplidos los pasos anteriores, se procede a la reintegración de aquellas zonas del documento que han sufrido pérdidas, en muchos de los casos en un porcentaje muy elevado. Con ello se devuelve su integridad física y se asegura una mejor manipulación, pero además se evitan futuros daños causados por la simple manipulación, como pueden ser desgarros o nuevas dobleces en aquellas zonas más sensibles. Para realizar esto se diluye el porcentaje adecuado de pulpa vegetal en agua, que habrá sido teñida para lograr una tonalidad lo más adecuada posible al documento original.
Finalizada la reintegración y cuando ésta haya secado, se podrá concluir el proceso dando los últimos acabados o reintegraciones puntuales allí donde sea necesario. Reiteramos en la idea de que cada obra o documento tendrá sus particularidades, complicaciones o necesidades individuales pero a grandes rasgos se puede decir que, hecho esto, el proceso sobre un protocolo ya únicamente precisará de un nuevo montaje, que podrá realizarse sin problema gracias a la numeración puesta en inicio y así prepararla para la encuadernación. Esto último supondrá no solo una ventaja para la conservación del protocolo, sino también para su archivo y consulta.
Como estudiante de conservación y restauración he tenido la oportunidad y la suerte de poder integrarme y conocer el trabajo llevado a cabo en este centro, una experiencia edificante gracias a los profesionales que dedican todos sus conocimientos a asegurar la durabilidad de cada uno de los documentos de la mejor forma posible y que indudablemente juegan un papel fundamental en la conservación del patrimonio documental de la Isla y, por consiguiente, de su memoria escrita.